En esta, la primera obra de Tarantino, él se ve aun temeroso de mostrar toda la violencia y todo el rojo de la sangre que no se ruboriza en ponerle a sus películas posteriores, la sangre, a pesar de que ya se pone en pantalla en toda la gloria de su rojo brillante, es aun un elemento pasivo, simplemente fluye de la herida que jamás se ve, de la herida que está cubierta por la ropa del personaje.
La trama en sí de la película, que fue inicialmente glorificada por la crítica del momento, es hoy más cuestionada. Hoy se dice que esta película es una versión de películas anteriores. Pero se entiende, pues normalmente las primeras obras de alguien tienen un fuerte exponente del trabajo de los autores que lo influenciaron en un momento inicial.
La cuestión que nos interesa de este filme en esta ocasión es el grado de violencia que muestra y el que no. A pesar de que para 1992 Tarantino era novato y aun temeroso de lo que se podía o no mostrar en la pantalla (por lo que limitaba la “violencia” casi a una idea abstracta en la película) Los espectadores entienden que algo violento va a o ya pasó, pero nunca se muestra el hecho violento propiamente. Técnica que a mi parecer es un juego de Tarantino con el público; hacerle creer que va a ver la escena más violenta y sangrienta de la película, por lo que el público centra su atención en lo que está por suceder frente a ellos, pero al final no pasa nada. Puede ser también que las masas expectantes de principios de los noventas no estuvieran preparadas para estar en el medio del acto violento.
Comparada con las películas violentas que nacieron luego de Reservoir Dogs, en mi opinión, esta es una penosa virgen que apenas entra al ruedo de la vida adulta, temerosa de dejarse ver y de causar grandes impactos en los que la vean. A pesar de que fue en su tiempo la gran película de lo violento, de que hoy es un clásico del cine y de que la escena de la oreja sin cabeza y la cabeza sin oreja pasó a la historia y se grabó de modo permanente en toda una generación sigue siendo una fase temprana en lo que a mostrar el descaramiento refiere. Solamente existe en toda la película una escena de descarnamiento y a medias, que es cuando enfocan al policía al que le han cortado la oreja y torturado, es el único momento que se muestra violencia más cruda que la que representan los disparos y las heridas que no se ven entre la tela y el charco de sangre.
Otra característica de la película que puede bajar el sentimiento de lo realmente violento, de lo que puede acercarse a la realidad del público es, por ejemplo, la exageradamente alargada agonía de Mr. Orange luego de haber recibido un disparo en el estómago y haber perdido obviamente más sangre de lo que alguien normal puede perder en la vida real antes de morir, o por lo menos perder el conocimiento, y no es posible mantener una conversación medianamente lógica con alguien, y definitivamente no se puede apuntar un arma y tener buena puntería con una hemorragia como la de Mr. Orange.
Se puede concluir que esta película, definitivamente marcó un hito en la historia del cine, y fue el inicio de un nuevo nivel de la violencia en las salas de proyección; de lo que se puede o no mostrar en la pantalla y de lo que las masas son o no capaces de tolerar. Pero la condición de Tarantino como director principiante lo condiciono a limitarse acerca de lo que es prudente o no mostrarle a las masas, etapa que supera posteriormente cuando ya gana confianza y prestigio, y sus efectos adoptan también caracteres caricaturescos (como la sangre de Kil Vil)
No hay comentarios:
Publicar un comentario