Vicent y Jules han crecido en la típica sociedad estadounidense que idolatra las hamburguesas de Mac Donalds, la Coca-Cola y el Rock and Roll. Ambos son asesinos a sueldo que trabajan para el señor Wallace. La personalidad de Vincent responde a la de un sujeto sereno, analítico y reflexivo, mientras la de Jules se exhibe como la de un hombre irascible y de poca meditación. El discurso de Jules pareciera fundarse en un primer momento en argumentos falaces. Cada debate frente a su interlocutor se instaura entre las persuasivas falacias generalización apresurada y el argumento ad baculum. Este último sofisma, es el más utilizado a lo largo del film, quizás porque la amenaza al otro es necesaria en la profesión.
Un claro ejemplo de lo mencionado puede vislumbrarse en la secuencia donde Vincent le comenta a Jules que lo sucedido [el incidente de los disparos fallidos] no ha sido intervención divina, sino mero azar. A lo que Jules responde: ¡lo que paso aquí fue un milagro y quiero que lo aceptes maldita sea! A partir de tal vociferación Vincent sumisamente le responde: de acuerdo, fue un milagro ¿podemos irnos? (…) Pulp Fiction (Tarantino, 1994). Otra secuencia que explicita el argumento ad baculum es cuando Jules está llamando desde la casa de Jimmie a Wallace y le vocifera: ¡no me importa las malditas alternativas! Lo que quiero escuchar de ti es: no hay problema Jules, yo me haré cargo, solo vuelve ahí (...) Wallace serenamente le responda: no hay problemas Jules, yo me haré cargo, vuelve ahí y tranquilízalos, y espera a lobo que no debe tardar (…) Pulp Fiction (Tarantino, 1994). En ambos casos y de manera explicita Jules arremete contra el otro desde la apelación a la fuerza. Según Irving Copi[i] (1969) el argumento ad baculum “es la falacia que se comete cuando se apela a la fuerza, o a la amenaza de fuerza, para provocar la aceptación de una conclusión. Usualmente sólo se recurre a ella cuando fracasan las pruebas o argumentos racionales” (pág. 62).
Con el uso de este sofisma, el discurso de Jules se materializará inicialmente bajo el presupuesto de que el fin justificará los medios, de modo que si es necesario emplear falacias o incluso asesinar a alguien para conseguir un objetivo, no dudará en hacerlo. Jules sabe que desde su trabajo como criminal no puede haber vacilación alguna, de ello que Tarantino lo presenta como un hombre de pocos escrúpulos. Al mismo tiempo, en el discurso de Jules se puede notar un cierto grado de liderazgo autócrata; quizás debiéndose en parte a la lectura disentida del pasaje de la biblia Ezequiel 25:17. Al menos desde allí esta lectura le ha hecho entender que el otro es el que actúa mal y que él es el que tiene la facultad para actuar como el buen pastor, porque en su camino se dirige hacia el bien. Tal liderazgo puede vislumbrarse en las discusiones que entabla con Vincent, la intimidación hacia Brett o incluso la soez petición a Wallace (sobre el envió de la caballería). Pareciera que el otro debe sumirse ante él y para ello la apelación a un discurso indiscriminadamente insubstancial como la falacia es su instrumento elemental para hacer doblegar y dirigir.
Jules reconoce en la secuencia de la cafetería que el pasaje de Ezequiel 25:17 ha sido un discurso para hacer doblegar. El antecedente de esta aseveración tiene sus fundamentos más próximos en la secuencia del apartamento cuando Jules coléricamente le dice a Brett: memoricé un pasaje y es apto para la ocasión (…) después de pronunciar las últimas palabras del pasaje, Jules le dispara a Brett. Acto seguido (omitiendo la división fragmentaria del film), sale del baño del apartamento un cuarto sujeto haciendo estallar a quemarropa de Jules y Vincent su mágnum 357. A pesar de que el sujeto falla los disparos, Jules y Vicent ilesos no piensan dos veces y disparan al agresor. Aturdido ante tal situación, Jules le comenta a Vincent que deberían estar muertos, a lo que Vicent le responde que lo ocurrido ha sido mera casualidad. Sin embargo, cuando Jules evalúa el enigmático suceso (intervención divina o azar) se produce en este iracundo criminal los primeros pasos de una peculiar conversión, que en palabras del mismo Jules es meramente espiritual. Es a partir de este episodio cuando Jules empieza a creer que lo sucedido ha sido un milagro de Dios. Acto seguido se muestra en él una notable conversión en el discurso y en su forma de actuar.
La conversión de Jules se manifiesta claramente en la secuencia final (en el orden narratológico) cuando éste apuntando con su pistola 9mm a Ringo le comenta: hay un pasaje que memorice (…) y recita Ezequiel 25:17, al finalizar agrega: llevo diciendo eso año (…) nunca consideré lo que significaba, creía que era un buen discurso que decir antes de hacer volar a alguien, pero estas mañana vi cosas [el milagro] que me hicieron pensar(…) Pulp Fiction (Tarantino, 1994). Desde esta secuencia se muestra palpablemente; primero, a un Jules que empieza a tener una correcta conducta moral. Es decir, pareciera que empieza haber en él una conciencia reguladora comienza a deliberar mejor entre sus actos y acciones. Segundo, hay un indiscutible cambio discursivo que pudiera entenderse en un primer momento cuasi-psicopático (cuando trata de cosificarlo al otro desde el liderazgo autócrata) a un momento germinalmente espiritual. Este cambio sólo se da cuando analiza la irracionalidad de lo sucedido.
Pareciera que Tarantino no se queda sólo con el cambio explicito en el discurso de Jules, sino que además arroja referencias visuales de suma importancia. La primera pudiera verse cuando Vincent estáa briendo el maletín de Wallace. En esta secuencia Tarantino asienta un plano detalle en el maletín para que el espectador pueda ver la combinación; claramente se observa los números 6-6-6 que interpretándolo desde el punto de vista religioso (cristiano) simbolizan los números de la bestia o el mal. Desde allí pudiera entenderse lacónicamente el primer momento en el proceso de conversión de Jules, quien desde sus interpretaciones de Ezequiel (25:17) está bajo la fachada de criminal por las injusticias del egoísmo y la tiranía del mal. Otra referencia visual que arroja Tarantino al proceso de conversión puede visualizarse en la secuencia final donde ambos criminales están desayunando en la cafetería. Vincent tiene una franela de la UC. Santa Cruz. Interpretando esta referencia visual que intencional o no utiliza Tarantino, las palabras Santa Cruz pueden entenderse no sólo como palabras emblemáticas de la Universidad de California en Santa Cruz (EE.UU), sino como un referencia religiosa complementaria para apoyar la discusión seudo-filosófica que entablan acerca de la personalidad (quizás entendido como el proceso de purificación en referencia a la limpieza del cerdo), el milagro, y Dios. Lo curioso es que en ambas situaciones está Vincent como antítesis de las creencias circunstanciales de Jules. Finalmente pudiera decirse que el atuendo de ambos sujetos en la cafetería refleja un cambio estético; el característico esmoquin de trabajo ha pasado a shorts y franela. En ambas secuencias hay un cambio en distintos aspectos, pero sobretodo se da la conversión en el discurso de Jules.
A pesar de que Jules se comporta ahora como un sujeto más reflexivo, para Vincent no deja de seguir siendo falaz; sus razonamientos de fe son ininteligibles. Sin embargo sería errado y a la vez falaz juzgar desde allí a un hombre que expresa abiertamente una relación intima con Dios. Lo que no entiende Vincent es que Jules ahora está empezando a obrar en virtud del absurdo [Dios] como dice Sören Kierkegaard en su obra Temor y Temblor; Jules es ahora un hombre inmerso en la fe.
Para Kierkegaard la fe supone en el sujeto un movimiento que se genera en la resignación infinita, que es el ultimo estado que precede a la fe, de modo que quien no haya realizado este movimiento no alcanzará la fe (Kierkegaard, 1975. Pág. 110)[ii] Desde Kierkegaard, Jules debe resignarse infinitamente a perder todo lo finito para ganar a Dios. Cuando Jules le comenta a Vincent que está dispuesto renunciar a la vida, Vincent se sorprende y le pregunta ¿Qué harás? La respuesta que da Jules es descabellada para su interlocutor, pues le comenta que primero llevará el caso a donde Marsellus (renunciará a su profesión desde donde es reconocido por otros) y después recorrerá la tierra como Caine en Kung fu hasta que Dios lo ponga donde quiera que esté. De igual forma le dice que si nunca ocurre, si nunca lo pone en algún lugar caminará por siempre.
Para Kierkegaard la resignación infinita lleva al sujeto hacia la voluntad de Dios, realizándose y fundamentándose plenamente en la fe, haciendo que el particular o propiamente el caballero de la fe (como lo llama Kierkegaard) pueda tener la plena confianza de que lo imposible será posible, pues en el mismo instante en que renuncia a la temporalidad, éste obtendrá la eternidad a la cual no se puede renunciar, por ello Abraham (el padre de la fe) según Kierkegaard como caballero de la fe aunque renuncia a todo (lo racional) al momento de dar la vida de su hijo (Isaac) la recupera por medio de la fe. De allí que se muestra como un movimiento paradójico que jamás la razón podrá comprender. De ahí que según Kierkegaard Vincent no llegue a comprender jamás el proceso espiritual que por el que está pasando Jules, es por eso que le reclama ¡no Jules!.. quieres ser un pútrido vago igual que tantos inútiles que piden cambio, que duermen en basureros y comen lo que desechamos... ¡eso tiene nombre Jules! y se llama vago,.. sin empleo, sin residencia o alojamiento ¡eso es lo que serás! un desgraciado vago (...) Pulp Fiction (Tarantino, 1994). A pesar de que Vincent entiende el argumento de fe de Jules como otro de sus sofismas, la fe no se puede racionalizar. Tarantino presenta en las últimas secuencias a un Jules que pasa por una conversión en el discurso y sus actos producto de la fe, que como la expone Hebreos 11:1 “es la certeza de lo que se espera y la evidencia de lo que no se ve".
En suma, en el discurso de Jules se da una conversión que se muestra inicialmente como irracional, hostil e irascible, y pasa progresivamente a un estado dócil, sereno y espiritual. Desde este segundo momento, Jules sosegadamente le dice a Vincent: sólo quiero ser Jules y sabes amigo es aquí donde tu y yo [ahora] diferimos. Pulp Fiction (Tarantino, 1994).
RAFAEL DUARTE
RAFAEL DUARTE
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