martes, 1 de febrero de 2011

Lo Carnavalezco en Resorvoir Dogs



En el cine de Tarantino existe una gran importancia por los referentes plásticos o visuales de nuestra cultura contemporánea, desde los viejos programas de televisión, series de factura asiática, películas  nacidas del blaxploitetion, el wenster americano, entre otras, hasta lo que podríamos considerar la banda sonora más ecléctica utilizada por algún director: Ennio Morricone, Nancy Sinatra, jhonny Cash, etc.  Y es por ello que cada elemento representa un factor determinante en la estética particular del cineasta, que a nuestro modo de ver es una Carnavalización de la Realidad.
Sin embargo, no es precisamente el elemento estético o de complemento musical el que será tratado en este ensayo, sino más bien aquello que según nuestra opinión representa con mayor fuerza el significado de la Carnavalización.
Consideramos que el cine de Tarantino, en términos generales, pero especialmente en la película Resorvoir Dogs  - no por sobresalir como su obra más cercana al mundo carnavalizado, sino por ser la trabajada en el ensayo-, es un espacio perfecto para volcar algunas de las teorías del carnaval, Debido a que en ella se recrea un mundo donde no existen, ni claros patrones de identidad, ni un sentimiento de rechazo hacia los personajes que representan (presuntuosamante) la peor muestra de las virtudes morales y éticas del ciudadano promedio (y esto lo decimos porque son figuras “moralmente incorrectas”, bandidos)
Mijail Bajtín en su texto La Cultura Popular en la Edad Media y el Renacimiento (1987) platea que durante el carnaval no existen diferencias entre clases sociales, ni de algún otro tipo, ya que es un momento en donde el mundo se voltea y se institucionaliza lo inapropiado, se exceden los límites, y el tonto adquiere un semblante respetable: “Todas estos ritos (…) Ofrecían una visión del mundo, del hombre y de las relaciones humanas totalmente diferente, deliberadamente no-oficial (…) parecían haber construido, al lado del mundo oficial, un segundo mundo y una segunda vida (…).” (Batjin, 1987, Pág. 11)
De este mismo modo creemos que existe en la primera película de Tarantino, un claro juego con los procesos de construcción dramática y de personajes, que a pesar de ser elementos bien manejados y conocidos por nuestra contemporaneidad, son componentes que con respecto a las características  de la realidad (linealidad del tiempo y espacio, personalidades estables para encajar en el entorno social), siguen resultando en cierto forma, atípicas.
La película Resorvoir Dogs nos presenta una historia contada con saltos temporales, en donde el espectador debe construir la secuencia a medida que avanzan las situaciones. Esto es un claro elemento de carnavalización en un acontecimiento específico, el robo de un banco, que además nunca podemos ver.
Es una situación carnavalizada debido a que la realidad se transgrede y además, se altera la percepción de los hechos. Por ejemplo, es un planteamiento atípico para el cine de la época (1992), a pesar de tener otros referentes previos de estructuras narrativas dislocadas como The Killing (1956), en el campo cinematográfico; o En Busca del Tiempo  Perdido  (Proust, M. 1913-1927), en el plano literario,   generar discusiones en los personajes y toda una narración de los acontecimientos vividos durante el robo, sin presentarlo nunca y poder comprobar como espectadores, que en efecto todo salió mal por culpa de Mr. Blonde y su repentino ataque de ira.
Esta es una incógnita que progresivamente se va esclareciendo, sin necesidad de intercalar ninguna escena del robo, gracias a la coincidencia de argumentos que Mr. White y Mr. Pink sostienen sobre lo ocurrido, y la posterior actitud que Mr. Blonde tiene al torturar un policía rehén.
Cuando Mr. Blonde evidencia que en realidad es capaz de actuar agresivamente al momento de cortar la oreja del policía y bañarlo en gasolina para quemarlo, entendemos que Mr. White y Mr. Pink no estaban mintiendo con respecto a su previo comportamiento en el asalto.
De esta forma cada personaje se va construyendo paulatinamente, por medio de máscaras coloreadas que les otorgan otra identidad. La máscara en este caso estará representada por los apodos de: Mr. Orage, Mr. Brown, Mr. Pink, Mr. Blue, Mr. White y Mr. Blonde.
A propósito de este tema, Luigi Pirandello en su ensayo El Humorismo, destaca la imposibilidad que sostienen los seres humanos de relacionarse o de vincularse con la otredad si no se adquiere una personalidad uniforme y coherente (la Máscara). Esto se debe a que los altibajos o inestabilidades de los procesos internos que caracterizan a nuestra psiquis o sentimientos, no son productivos en un medio que nos exige contantemente determinadas respuestas y eficacia: “A fuerza de repetir continuamente que tú pareces sonrisa y eres dolor…hemos llegado al punto en el que ya no se sabe lo que realmente pareces, ni qué eres realmente…si te pudieras ver, no sabrías, como yo, si tienes más ganas de llorar que de reír.” (Pirandello, 1956, Pág. 919)
El fragmento precedente nos acerca a los personajes de la película, debido a que cada uno de ellos presenta en un principio conductas y personalidades que al transcurrir de los minutos cambiarán o simplemente  plasmarán la complejidad de las emociones y acciones humanas. 
Tal es el caso de Mr. Orange, un joven policía al que se le asigna la misión de infiltrase en el plan de robo y revelar todos los detalles del mismo.
Su entidad se construye a partir de guión cinematográfico y de la creación del personaje, por parte del trabajo actoral, bajo la clara premisa de varios planos, 1) el plano de su persona “real” (el policía), y 2) el plano de su persona ficticia (Mr. Orange). En este proceso de identidades fluctuantes, el actor logra captar la multiplicidad de conceptos emocionales e intelectuales bajo los que nos manejamos los seres humanos. Dando cuenta de las contradicciones y polaridades que nos conforman como figuras ambiguas.
En el plano “real” de Mr. Orange, nos encontramos con un policía que busca hacer lo correcto en su trabajo, y por ello decide vincularse al plan de captura. Cuando el personaje asume el compromiso de adentrase en el grupo de mafiosos y atacarlos desde adentro, comienza su proceso de carnavalización, debido a que pierde su identidad para adquirir otra, que además, no tiene nombre sino más bien un apodo.

Es por ello que el segundo plano del personaje va adquiriendo forma, gracias a la creación ficcional de un insipiente mafioso que llega a resultar agradable. Durante su preparación para el evento podemos observar como memoriza una historia inventada (un monólogo), que más adelante será contada a sus compañeros de robo a manera de anécdota personal, pero nosotros, los espectadores, entendemos que no se trata más que de un engaño, de una máscara para ocultar su verdad.
En este punto Tarantino logra sintetizar una de las máximas de su filmografía: El realismo en determinados diálogos y situaciones, debido a que es un momento en el que Mr. Orange debe posesionarse de palabras que no son suyas, con la mayor naturalidad posible y transmitírselas a otros “enmascarados” como si dicho recuerdo fuera parte de su legítimo pasado.
 Gracias al mencionado monólogo podemos concluir que no es solamente el carnaval de la realidad a manos del medio cinematográfico lo que le interesa al director, sino además, el carnaval a manos de la realidad misma que es recreada en los films. Una realidad que pierde los títulos distintivos (ladrón  y policía), para acercar a los contrarios bajo un mismo plano de acción y reacción, donde las reglas se transgreden para exaltar lo que la moral reprime.
Carlos Enrique Vargas
Fuentes Bibliográficas:
 BATJIN, M. (1987) La Cultura Popular en la Edad Media y en el Renacimiento. Madrid: Alianza Editorial.
PIRANDELLO, L. (1957) Obras Elegidas. Madrid: Aguilar.  





No hay comentarios:

Publicar un comentario